El cerebro y el movimiento, conexión y crecimiento: una experiencia en familia
- Andrea Velázquez
- 25 mar
- 3 Min. de lectura
Hace un par de semanas, participamos en la segunda sesión de actividad deportiva familiar organizada por el jardín. Esta experiencia me ha llevado a reflexionar profundamente sobre la importancia del movimiento en nuestras vidas y cómo, al cuidarnos, no solo estamos dando ejemplo, sino que nos equipamos mejor para cuidar y guiar a nuestros hijos.

El Cerebro en Movimiento
Después de ver una entrevista de Wendy Suzuki, mi curiosidad me llevó a comprar y leer su libro "Healthy brain, happy life". Buscando entender mejor la relación entre mente y cuerpo, me sumergí en sus páginas. Curiosamente, durante una visita al supermercado, me topé con otro libro que captó mi atención: "Recupera tu mente, reconquista tu vida" de Marian Rojas Estapé, que terminé adquiriendo junto con unos libros para colorear para mi hijo en una oferta de 3x2. Estas lecturas no solo reforzaron mis intuiciones, sino que también arrojaron luz sobre fascinantes aspectos de la neurociencia moderna.
La neuropsicología nos revela que el ejercicio es mucho más que una simple actividad física; es como un elixir para nuestro cerebro. Aprendí que estudios recientes han demostrado que la actividad física regular desencadena la producción del Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (BDNF), una proteína que actúa como un "fertilizante neuronal", potenciando la plasticidad cerebral y fomentando nuevas conexiones neuronales.
Para nuestros hijos, esto se traduce en una mejora significativa en su capacidad de aprendizaje y memoria. Para nosotros, los padres, significa una mayor resiliencia ante el estrés, una claridad mental mejorada y un estado de ánimo más equilibrado (y quién no se beneficiaría de estas ventajas). Aunque todos sabemos que el ejercicio es beneficioso, a menudo lo relegamos a un segundo plano, abrumados por las demandas cotidianas que consideramos más urgentes.
Sin embargo, la realidad es que invertir tiempo en nuestra salud física es invertir directamente en nuestra capacidad para enfrentar esos desafíos diarios. Cada vez que superamos la inercia inicial y nos ponemos en movimiento, estamos literalmente reconfigurando nuestro cerebro para ser mejores padres, más pacientes, más creativos y más resistentes.
Salud Física, Beneficios Integrales

Desde una perspectiva de salud física, los beneficios son innegables. La actividad física regular fortalece nuestro sistema cardiovascular, mejora la densidad ósea (crucial tanto para niños en crecimiento como para adultos, más aún para las mujeres llegando a y pasando los 40 años), y aumenta la resistencia muscular. Pero lo que más me ha impresionado es cómo esto se traduce en nuestra vida diaria.
Ser padres requiere fuerza, resistencia y energía. Para seguir el ritmo de los más pequeños en el parque, para cargarlos cuando están cansados, para mantenernos presentes y activos en sus vidas, incluso después de un largo día de trabajo. Además, el ejercicio ayuda a todos a dormir mejor, y nadie puede negar que la calidad de nuestro descanso es vital para la salud del cuerpo, la mente y el espíritu.
He descubierto también que mi compromiso con la actividad física es una poderosa herramienta de enseñanza. Es un ejemplo vivo de cómo el trabajo constante nos ayuda a superar desafíos, a establecer y alcanzar metas, y a priorizar nuestra salud cuidando de nuestro cuerpo. Este es un mensaje importante para transmitir a nuestros hijos. Estos espacios han llevado a conversaciones naturales sobre la importancia del autocuidado, la perseverancia y la conexión entre mente, cerebro y el movimiento del cuerpo. He visto cómo mis hijos, por iniciativa propia, buscan formas de moverse y superarse.
Construyendo Comunidad
Este tipo de espacios también construyen sobre los beneficios de crear lazos de amistad y de comunidad. La participación en grupo, junto a tantos otros espacios que ofrece el jardín para compartir, crecer y apoyarnos, han creado un tejido fuerte de una creciente comunidad. Es un ejemplo para quienes queremos mostrarle a nuestros hijos cómo ser mejores seres humanos. Mi compromiso con la actividad física es una poderosa herramienta de enseñanza, pero mi participación en la comunidad también lo es. Padres e hijos nos movemos juntos, riendo, apoyándonos mutuamente y formando conexiones más allá de un saludo cotidiano.
Invito a todos a unirse a nosotros en este viaje. Ya sea a través de las sesiones organizadas por el jardín o encontrando formas creativas de moverse juntos en casa, cada paso que damos hacia una vida más activa es un paso hacia una familia más fuerte, más saludable y más conectada.
El ejercicio no es un lujo, sino una necesidad neurológica. Al mover nuestro cuerpo, no solo estamos mejorando nuestra salud física, sino que estamos cultivando activamente un cerebro más adaptable, resiliente y feliz. En última instancia, al cuidar de nosotros mismos de esta manera, estamos sentando las bases para una crianza más efectiva y gozosa.
Así que, la próxima vez que dudes en ponerte en movimiento, recuerda: no solo estás ejercitando tu cuerpo, estás nutriendo tu cerebro y, por extensión, enriqueciendo la vida de toda tu familia.
Comments