Mamás y papás me cuentan que sus hijos están muy sensibles, que no quieren separarse ni un momento de su lado y que toda contradicción termina en llanto. Muchos pueden estar viviendo esto en casa, así que pensé en escribirles acerca del tema.
Como adultos escondemos muchas emociones, a veces de nosotros mismos. Pero ahí están: la culpa, el dolor, el miedo, no se ven, pero ahí están.
Con los niños pasa diferente, ellos sienten y sacan. Que “estén sensibles” es una bendición, es mejor sacar que ocultar... cada uno de nosotros lo sabe. Debemos preguntarnos ¿de dónde viene ese temor en los niños?, ¿temor a qué?
Sumado a lo anterior, los niños perciben y absorben, María Montessori lo llamó "La mente absorbente" y así el niño no ve mi culpa, pero la siente, desconoce mi rabia, pero la experimenta, sabe que hay un temor rondando y todo su ser se pone en alerta subiendo los niveles de cortisol en su cerebro, listos para huir del león si fuese necesario, como diría Gerardo Casasús.
Con toda esa información, aquí estamos hoy, frente a una pandemia mundial, dos meses encerrados en casa, un cambio total de rutina queriendo hacer de cuentas que podemos con todo: la casa, la oficina, ser mamá, ser papá, ser esposa y esposo, el empleado del mes y el mejor jefe. Parece mucho, lo es y los niños lo absorben. Encendemos la TV y las noticias son terribles y los niños están ahí oyendo y absorbiendo.
Tal vez si oímos con atención esas noticias, también lloraríamos por todo hasta sanar un poco y pasaríamos más tiempo con nuestros hijos porque es lo realmente importante.
Tal vez esta sensibilidad de los niños no tenga que ver con ellos, para serles franca, pocos problemas de los niños tienen que ver con ellos mismos. Tal vez tenemos que mirar adentro y sacar también, dejar salir y reconocer las prioridades.
Mantenemos la norma, el horario, la estructura básica que le da paz al niño y lo abrazamos fuerte y nos arrunchamos un momento, o dos, o tres, cada día, porque esto le da seguridad. En los momentos de incertidumbre la paz y la seguridad hacen falta.
Se vale tener rabia, culpa, miedo y todo junto... lo importante es tener esperanza, la tenemos estado juntos, siendo amados y los niños saben eso mejor que nadie.
Un abrazo apretado, con todo mi amor por sus hijos, con toda mi admiración por ustedes, les tocó un momento difícil y una tarea titánica, lo mejor de todo, es que ustedes están a la altura de las circunstancias.
Si hay una oportunidad para este planeta está en lo amorosos, empáticos y sabios que puedan ser en este momento.
Que esté en sus manos, a mí, me llena de esperanzas.
Sylvia Vásquez Segovia
Mundo Montessori Jardín Infantil
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