Si ustedes están aquí lo más probable es que sepan de dónde viene el nombre de este blog. De todas formas no está demás una pequeña introducción. “La mente absorbente del niño” es un concepto de María Montessori, es el título y motivo de profundización de un libro de esta extraordinaria mujer, que sistematizó y convirtió en método pedagógico un sentimiento propio de muchas mujeres (y hombres, hay que decirlo) que creemos que una educación basada en la imposición solo puede traer miedos, rencores, complejos y muchas otras dificultades propias de la vida adulta de personas “normales”. “El niño tiene una mente capaz de absorber conocimientos y el poder de instruirse a sí mismo… El hijo habla la lengua de los padres; ahora bien, el aprendizaje de una lengua es una gran conquista intelectual; nadie se la ha enseñado al niño y, sin embargo, sabrá usar a la perfección el nombre de las cosas, los verbos, los adjetivos…. El niño parece seguir fielmente el severo programa de la naturaleza” (M.Montessori “La mente absorbente del niño” p. 16, 17) Quienes tenemos contacto a diario con los niños, sabemos lo impresionante que es el poder que tienen esas personas, cuyo interés primordial no está centrado en dominar las fuerzas de la naturaleza, o competir contra los demás para ser mejores. Los niños sí compiten, es cierto, pero no por ser mejores, simplemente por el juego verbal y el aprendizaje del sentido de pertenencia y en lugar de dominar sueñan con acompañar. La mente absorbente es aquella que tiene tu hijo, tu sobrina, el niño o niña que fuiste, la que captaba cosas que no sabía qué eran pero sabía que eran importantes y en algún momento serían útiles. Es un tesoro que nos ha dado la evolución y que como adultos debemos proteger con respeto, cautela y otorgando a los niños la dignidad que merecen. La mente absorbente es ese niño que anda por ahí, cerca tuyo, atento aunque no lo notes, a veces crees que está distraído, en la luna, “pajareando”… pues cuando está así, muy probablemente está tramando algo misterioso y emocionante, algo que está lejos de nuestra simple comprensión de adultos. El objetivo de esta conversación es hacer un llamado: “¡Alerta! si ves a ese niño en un viaje por la luna no lo interrumpas, no lo distraigas, si tu apretada agenda te lo permite, obsérvalo y más tarde conversa con él, tal vez tengas suerte y llegues a obtener un poco de sabiduría” Y si te es posible, cuéntanos qué misterio fue ese.
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