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Despertando al lector

Actualizado: hace 7 horas

El momento de la lectura no es solo un paso más de la rutina, no, por el contrario, es ese espacio propicio para el goce y el disfrute, un momento en el que niños y adultos se sumergen en el fascinante mundo de las letras, las ilustraciones y el amor por las historias de forma alegre, placentera y en el que se amplían las fronteras de la mente. 


El rol de la familia en la lectura

Un libro es mucho más que símbolos, para el adulto es la posibilidad de descansar, informarse, conocer, vivir su humanidad, emociones y traer a la mente nuevas reflexiones.  En la etapa infantil el libro es un puente para descubrir nuevas posibilidades, desde las palabras y los nombres de las cosas, hasta el ser parte de un equipo llamado familia en el que puede contribuir, entregar, recibir y ser fundamental.  Las palabras encierran un misterio maravilloso, no es para todos, es solo para los elegidos, para aquellos cuyos padres sembraron la semilla de la curiosidad.


padres leyendo con hijos

 Como cuando Virgilio habla de la rosa en la Divina comedia y realmente está hablando del amor de Dios que contiene a las almas en cada pétalo de la rosa, o en El nombre de la rosa cuando Umberto Eco nos habla del miedo al placer, al gozo y a la vida.  Por medio de los libros toda la humanidad, sin importar el tiempo que lleva en esta vida, abre sus posibilidades a escenarios nuevos, a nuevas experiencias y situaciones que vivencia como propios, es así que podemos vivir mil vidas, conocer mil lugares, experimentar mil emociones desde la seguridad de nuestro hogar, pueden ser escenarios alegres, tóxicos, refinados, peligrosos, no importa, abres el libro y entras a ese mundo, cierras el libro y estás ahí casi indemne, casi ileso y digo “casi” porque puedes pensar cómo se siente aquello, si valdría la pena o no entrar a ese mundo en la realidad, conversar, discutir y reflexionar sobre ese suceso, como lo experimenta Bastian Baltasar Bux al leer el libro Una historia sin fin, de Michael Ende (1929 – 1995).

 

Beneficios de la Lectura

Indiscutiblemente el efecto que tiene la lectura, es llevarnos en un viaje por la curiosidad y por innumerables oportunidades para desarrollar destrezas de comunicación, que no solo proveen oportunidades de interacción y socialización, sino que también establecen valiosos vínculos que le permiten a los niños y niñas adquirir habilidades y competencias en el desarrollo de la personalidad.

 

Cuando las personas en la primera infancia están expuestas a libros e historias, aprenden nuevo vocabulario y frases que pueden utilizar en su vida cotidiana.  Adquieren un repertorio que posibilita la adquisición en lo que corresponde al lenguaje verbal y no verbal, exploran las distintas posibilidades de desarrollar empatía e inteligencia emocional al exponerlos a diferentes personajes y situaciones, según Gregorio Luri, pedagogo y filósofo (Azagra España, 1955), se ha podido comprobar que un infante de veinte meses, de un estrato sociocultural alto tiene un promedio de 200 palabras, mientras que un infante de un estrato sociocultural bajo, a esa misma edad, cuenta con un vocabulario de 20 palabras, sin ser expertos, podemos saber que desde este momento en la vida de cada uno, es posible hacer un pronóstico del grado de dificultad a los que se enfrentarán ambos y surge la pregunta ¿Qué determina el nivel cultural de una familia? Y, siendo muchos los factores, hay dos que podemos destacar: el nivel educativo de la madre y el acercamiento de esa familia a la lectura.  Cuando se habla de ampliar el vocabulario no se está aludiendo a algo menor, se está hablando de un factor determinante en la vida de una persona.  Si a esto le sumamos la posibilidad de ampliar la comprensión emocional propia, en un principio y hacia los otros más adelante, se está dando a la lectura de cuentos una connotación clave para el éxito de un ser humano en sus ambientes a lo largo de su vida.


A su vez, la lectura promueve la imaginación y la creatividad en los niños, mientras escuchan historias e imaginan diferentes mundos y escenarios, los niños aprenden a pensar creativamente y a desarrollar sus propias ideas e historias.  Para llegar a este regalo existe un primer momento de la lectura que le permite, tanto al niño como al adulto, entenderse a sí mismo, puesto que, por medio del cuento el niño y la niña reconocen sus propias vivencias, emociones y sensaciones vividas a lo largo del día, valida su propia existencia, reconoce que es propio y generalizado, que lo que él o ella siente puede ser experimentado por otros, es decir que pertenece a una cultura. 


El rol de padres educadores y adultos en la lectura

Al leer el cuento es importante que el adulto lo examine antes de leerlo a su hija o hijo, puesto que es necesario reconocer que el relato exprese lo que como familia desea transmitir, a su vez, el adulto debe reconocer cómo va a leer el relato, dónde hará énfasis en el tono de voz, qué conversación quiere plantear al terminar de leer y reconocer qué llamó la atención de su hijo o hija una vez terminada la lectura.  Siempre es interesante saber qué quedó rodando la mente del niño y la niña, ya sean palabras, emociones, sucesos graciosos, etc. Esta información le dará al adulto un mapa del sentir de su público respecto de esa cultura que está conociendo.

 

La lectura también mejora la memoria, la capacidad de concentración y seguir secuencias coherentes, ya que los niños deben centrar su atención en la historia y recordar detalles.  En la actualidad la lectura es reconocida como un medio altamente efectivo para reeducar la atención y concentración, puesto que por medio de ella es posible entrar al estado de ensimismamiento y aislamiento necesario para encontrar los niveles óptimos de concentración, a la vez, es un extraordinario vehículo para la relajación, puesto que es una forma consciente de evadirse de la propia realidad experimentando otras vivencias desde la perspectiva propia, la reflexión y el análisis de lo que vive un tercero.  Ahora bien, no es lo mismo leer, que aprender a leer, este último puede ser un proceso arduo y complejo que requiere de disciplina y ejemplo y, es aquí, donde el entorno familiar juega un papel tan importante, papás que lean para conocer y relajarse y que lean a sus hijos e hijas para entregar este testimonio de evocación, conciencia y aprendizaje es un regalo extraordinario.

 

Durante los primeros años, la lectura juega un papel importante en el desarrollo cognitivo y socioemocional, lo que nos insta a ser conscientes y responsables del contenido que ponemos a su disposición, estos deben ser adaptados al nivel de desarrollo, de forma que cumplan con los requisitos que responden a las necesidades propias de cada etapa, ya que, mientras escuchan historias y siguen la trama, los niños aprenden a analizar e interpretar la información.  Los libros deben ser proporcionales al nivel de desarrollo de cada persona, de esta forma logran satisfacer las necesidades de cada periodo sensible a lo largo de la vida.  Leer el cuento adecuado implica decidir si este debe tener o no tener imágenes, la proporción entre estas y los textos, el vocabulario a emplear y, por supuesto, la temática relacional, social y emocional que se desarrolla en el relato, sin olvidar el para qué leemos.

 

El adulto desempeña un papel fundamental en la motivación por la lectura, convirtiéndose en un aliado que abre y acompaña un mundo de posibilidades que permiten la reflexión, aprender, soñar y disfrutar.  La lectura en voz alta y entonada correctamente convierte a la historia en una experiencia gratificante y amorosa, que brinda momentos y oportunidades especiales para que las familias crezcan y aprendan juntas. Abrir las puertas a la lectura es un reto alegre y simple, solo hay que darse el permiso de volver a la infancia, vivir el momento y divertirse.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

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