Primero observamos lo que ocurría en Europa y sabíamos que llegaría, que se repetiría y que, por infraestructura, muy probablemente acá sería peor.
Así, antes de lo que esperábamos, llegó el momento en el que nos dijeron que no podíamos volver al jardín y, lo que habíamos imaginado, comenzó a hacerse realidad.
Nos quedamos en casa comunicándonos unas con otras para implementar cómo acompañar a las familias, esto requería de mucho más que seguir el proceso de cada niño, podíamos y debíamos ser un pequeño aporte a cada familia angustiada y atareada en su casa, con sus trabajos y los niños llenos de energía y preguntas.
Y fluyó, como suele fluir cuando un grupo de mujeres se reúnen en un círculo para pensar cómo solucionar un problema. Ideas, herramientas, sugerencias, valor y conocimiento.
Así comenzó y se ha mantenido, con alegría y risas, sabiduría y ciencia, con los libros de la Dra. María Montessori diciéndonos que la clave está en la observación y que, sin importar lo que pase, lo esencial es el niño.
Aquí estamos, en una modalidad de acompañamiento por medio de actividades que los padres que pueden, realizan en casa con los niños, también con círculos virtuales con actividades de desarrollo divertidas para los niños (y para la mamá o papá que cubre el turno del círculo), por medio de conversaciones con cada familia para apoyar en los momentos de duda en la crianza, así estamos, intentando dar lo que tenemos.
Esto parece que será largo, difícil y agotador, así son las tareas que valen la pena, no importa que cueste, lo importante es que aprendamos en el camino.
Sylvia Vásquez Segovia
Mundo Montessori Jardín Infantil
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